Dramaturgo y director propone en puesta escénica reflexiones en torno a la muerte, tomando como punto de partida la vida y obra del poeta José Watanabe.
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José Vadillo Vila
Periodista
jvadillo@editoraperu.com.pe
Hay una sensación de liviandad con la que sale el espectador después de la función; tras la fuerte descarga de energía que dejan en escena los cuatro actores (Teresa Ralli, Carlos Mesta, Diana Chávez y Renato Rueda) de Watanabe, todo el vasto fondo marino. Y aplaudirlos de pie es casi un acto reflejo.
El contrapunto y el balance entre los actores (los dos primeros de extendida trayectoria, y los segundos, con una fuerza actoral en ascenso) permiten dialogar personajes y tiempos en un escenario minimalista, que se basta de unas telas, una tina y dos sillas. Punto.
“Hay una sinergia importante entre varios elementos que hacen que la obra sea singular. Cada uno de los actores y actrices ha trabajado su propia creación escénica; ha investigado. Uno de los logros de todo proceso ha sido cómo nos hemos lanzado a construir un universo particular”, explica el director y dramaturgo Carlos Galiano.
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Abrazar la muerte
Quienes conocen la obra del enorme poeta José Watanabe Varas (1945-2007) pueden tener un “disfrute adicional”; sin embargo, “no es un ingrediente indispensable conocer de su obra o de su vida porque hay un carácter universal en esta condición de muriente que, tarde o temprano, atravesamos todos”. Justamente, una de las búsquedas estéticas de la obra es “abrazar la muerte”.
Tampoco el protagonista es el Watanabe-real, sino uno ficticio, independizado, gracias a la magia del teatro, del primero. Este Watanabe-personaje está en plena crisis al afrontar el último momento de su vida, con un cáncer que se vuelve más agresivo, y él se resiste frente a esa realidad.
“La obra, de alguna manera, nos lleva en un viaje hacia la propia aceptación de la muerte y quizá un poco más allá, como a entregarnos con entusiasmo a esa parte del viaje”, explica Galiano.
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Procesos escénicos
Subraya que no estamos ante una biografía. “Son procesos escénicos; es construir un universo distinto al que conocemos en la vida real, con sus propias leyes y en el cual la vida funciona con autonomía al interior”.
Hay un fin en este mirar a un personaje como Watanabe. “No estoy hurgando en la vida particular de nadie para exponerla como hacen los programas de televisión que malbaratean la vida de las demás personas, sino más bien para, a partir de ahí, lanzar un puente hacia lo universal y, a partir de ese personaje, poder hablar de miedos comunes y también de resonancias más simbólicas”, dice el dramaturgo.
La escritura no se limitó a un trabajo de investigación severo, de tomar los datos biográficos del Watanabe real, conjugarlos con algunos versos de su legado poético. Galiano, como dramaturgo, se sintió responsable en ese ficcionalización de un personaje tan querido: hubo un contacto con las hijas del poeta, quienes aprobaron y estuvieron al tanto del proyecto.
Mundos milenarios
La vida del bardo también fue la conjunción de una numerosa familia originada en el mestizaje, en la unión de dos culturas milenarias representada por lo japonés (el padre) y lo andino (la madre), en Laredo, región La Libertad. Por ello, la ritualidad sagrada es parte central del planteamiento teatral y se acentúa en diversos momentos.
En la puesta, los actores están en permanente dinámica. “Cuando no están haciendo personajes particulares, encarnan energías sutiles, o representan cosas más abstractas o más concretas. Ciertamente, es un ejercicio que demanda mucha presencia, pero para nosotros, que nos dedicamos al teatro, esto es muy placentero. Porque actuar es, fundamentalmente, estar presente”.
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Datos:
Watanabe, todo el vasto fondo marino ganó el segundo puesto del Concurso de Dramaturgia “Ponemos tu obra en escena”, del Teatro Británico 2021 y los Estímulos Económicos para la Cultura del Ministerio de Cultura 2023.
La temporada va hasta el domingo 12, de viernes a domingo a las 20:00 horas en la Sala Yuyachkani (jirón Tacna 363, Magdalena). Entrada: S/ 40 (general), 30 (estudiantes y jubilados).