Uno de los ingredientes esenciales de la aplaudida gastronomía peruana es el ají. Su motivo no es gratuito. Ya desde huaca Prieta, en La Libertad, un sitio prehispánico con más de 4,000 años de antigüedad, se ha documentado la presencia de este producto vegetal. Un reciente estudio, realizado con muestras halladas en la huaca Pucllana, en Miraflores, da más pistas sobre este ingrediente.
Ernesto Carlín
Editor de Culturales
De acuerdo con la arqueóloga Luisa Hinostroza, dos excavaciones en ese complejo prehispánico de la cultura Lima permitieron encontrar una significativa cantidad de semillas de ají.
La especialista relató que uno de los contextos era en un espacio de vivienda, mientras que el otro, en uno de tipo ceremonial. El reto era encontrar una forma de determinar a qué tipo de ají correspondía. Hinostroza indicó que hay ají silvestre cuya semilla tiene características visibles distintas.
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Otra diferencia es que el ají domesticado es picante, mientras que su similar silvestre no lo es.
El hallazgo en distintos sitios arqueológicos de ají domesticado es un indicio de que al antiguo peruano le gustaba comer picante.
Pero seguía la incógnita respecto a qué tipo de ají correspondía el encontrado en la huaca Pucllana, que resultó siendo ají amarillo. Luego de varios intentos de ensayo y error, descartó algunos indicadores imprecisos como el del color, y la textura.
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Tras las observaciones de especialistas de revistas de ciencia, llegó a un método para saber qué tipo de ají era el que se tenía en frente. Se tomó como pertinente el largo de la semilla y de su hilum (hendidura) y la altura de su pico. Ello sirvió para determinar que tipo de ají se consumía en la huaca Pucllana.
Dato
5 variedades de ajíes domesticados se conocen desde la época prehispánica.