Texto y fotos: Carlos Lezama, enviado especial Andina
Moisés y Fernanda ahorraron centavo a centavo durante 14 años para celebrar su matrimonio con sus vecinos de Laura, a los pies del apu Ausangate, el nevado sagrado de los incas.
Vestidos con sus más hermosos trajes, con monteras, llicllas, ponchos y chullos de los más variados colores, Moisés Yupa y Fernanda Fernández hicieron su entrada en la iglesia de San Pablo de Ocongate.
Allí, rodeados por murales barrocos y pinturas del siglo XVII del renombrado pintor cusqueño Diego Quispe Ttito, se dieron el “sí” definitivo, eterno, para siempre. Sus familiares más cercanos, así como sus hijos, Tiago y Mateo, fueron testigos de este momento trascendental.
Para el kasarakuy (‘matrimoniarse’ en voz quechua) los novios trabajaron 14 años para hacer realidad el día más feliz de sus vidas juntos con sus vecinos y familiares de la localidad de Lauramarca, uno de los centros poblados de Ocongate, se encuentra a una altitud de 4,150 metros sobre el nivel del mar.
Con ellos compartieron dos mil raciones de capchi, otras dos mil meriendas, seiscientas cajas de espumante cerveza; no faltaron lechones al horno y abundante chicha de jora.
Testigo fue el majestuoso Ausangate, venerado apu de nuestros antepasados incas, donde las manifestaciones religiosas como el Qoyllur Riti perduran hasta nuestros días.